lunes, 22 de abril de 2013

Por encima de todas las cosas.

Una historia más dentro de todas las amistades del mundo, de lo que significa ser amigo, de lo que ganas con la amistad... Empecemos nuestra historia con un te quiero, un te quiero que llega desde Salamanca a Madrid. Un te quiero que supera todos y cada uno de los te quieros del mundo. Desde un primer momento te quise tener a mi lado,  supe que de ahí saldría una gran amistad. 
Justo en el momento que te auto presenté  ese momento en el que dije: -Yo me llamo Elena, tu Lidia, ¿a que sí? lo pone ahí, en tu collar.- Podríamos decir que no tuvimos un buen pie al empezar... Fuí tan yo misma, que al no conocernos asusto a cualquiera...¿Y yo para tí? yo para tí era la super Elena, la que actuaba de Dorothy en el escenario, la de los ojos bonitos. Desde un principio supe que teníamos que ser amigas, de este tipo de personas que ves y dices: Joder, qué maja! Yo de esta tengo que ser amiga. Más o menos eso fue lo que me causaste a primera vista.

Más tarde llegó ese verano, todas y cada una de esas noches con 13 añitos. En un mes nos volvimos prácticamente uña y carne. Y desde ese momento, justo desde ese momento no nos hemos vuelto a separar. Sencillamente, eres de estas personas que quiero y sé que conservaré siempre en mi vida, pase lo que pase... Si me tengo que arrastrar mil veces para que esto siga adelante, yo lo haré. Porque sí, porque no todas las amigas te despiertan con un abrazo y un buenos días y tu les contestas: déjame pesada, que quiero dormir. Y sigues ahí con esa sonrisa..No todas las amigas te entienden como lo haces tú, como nadie más lo hace. La gente te dice lo que le conviene, lo que piensa o lo que me beneficiará a la larga. Tú me dices lo que me hará y me hace feliz, allá las consecuencias. Y eso me encanta.



Porque no sonrío con nadie como lo hago contigo, no me emborracho con nadie como contigo, no disfruto con nadie como lo hago contigo en sí. Que ni por todas las estrellas te cambiaría, a pesar de mi bipolaridad, mis cambios de humor continuos, y mis formas de sacarte de quicio día sí, y día también. Sigues ahí, que es lo realmente sorprendente. Pero si adoro algo de tí, sin duda es el respeto, sabes de sobra que me fastidia, que me saca de quicio, que me duele. Nunca te sales de tono, nunca te subes y nunca me faltas al respeto (he de decir, que más vale que nunca lo hagas ^.^) Y que puede parecer una tontería, que todo el mundo puede hacer.. Pero solo tú, haces que no tenga ninguna queja acerca de tí, y que si la tuviera, me la callaría solo por la de momentos tan increíbles que hemos vivido. Ferias, Madrid, Corpus, Carnavales... Infinitos momentos llenos de sonrisas y de llantos. Porque mis rayadas mentales, que te entran así, sin más, por un mal día, SOLO las aguantas tú. Y no te dedicas a preguntarme el por qué, simplemente me alegras, me dices que sonría y me levantas la cabeza para seguir caminando; como si tuviera una mano a mi lado siempre para caminar, para ayudar, para protegerme. Y lo agradezco, agradezco al máximo que desaparezcan personas y se fortalezcan otras, que tengan que pasar cosas cómo esta para darme cuenta de que quiero que estés siempre aquí, a mi vera... 
Espero que todavía nos queden más y más momentos por vivir, y que tengamos cincuenta años y recordamos todas las cagadas/borracheras/gilipolleces que llevamos acumulando con la mayor de nuestras sonrisas. Muchas personas van y vienen de tu vida, pero las de verdad, se quedan ahí, siempre... No te vayas nunca, por tí, por mí..POR NOSOTRAS ♥


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