sábado, 28 de septiembre de 2013

Cuanto más dura sea la batalla, más dulce será la victoria.

No es más que cuatro cursiladas seguidas de un para siempre que nunca se cumplen. No existen las almas gemelas, ni la media naranja de la que la gente habla... Las personas se divorcian, el sexo se hace fácil y el amor se caduca. Siempre nos quedará la espinita de vivir en tiempos pasados, donde el chico para conquistarte en una discoteca te sacaba a bailar y no te metía directamente en el baño, o se quedaba con una rosa delante de la ventana de tu habitación y no a 2 km detrás de una pantalla. Antes te volvía loca una persona y ahora te vuelven loca 1O. Muchas infidelidades, amores a distancia, relaciones amor-odio... La gente tiene miedo a estar sola, a no tener a nadie que le de los buenos días aunque sea por un móvil. Esto dobla llantos y asco al amor. Empecemos a buscar, a intentar encontrar a personas especiales, en las que no te fijarías una noche cualquiera, aquellas que te quieran tal y como eres y no se rinden nunca de hacerte feliz, aquellas que no son fáciles, que cuesta conseguirlas, con las que sabes, que siempre podrás contar con ellas. Que son de verdad. Dejemos de tener miedo al amor, de decir te quiero a los dos días, de querer por querer, aprendamos a vivir con los pequeños detalles y a querer los grandes defectos.

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